Anna Netrebko, la primera diva del siglo XXI
La voz prodigiosa de la soprano rusa, sumada a un hábil aprovechamiento comercial de su belleza, la han convertido en la cantante del momento. Su nuevo disco, Souvenirs, acaba de ser editado localmente.
La artista se encuentra en un momento de crecimiento profesional. La intérprete se concentra ahora en la música ligera.
Luego, sobre ese mérito innato, se monta una mitología hecha de brillos, caprichos, extravagancias y desplantes.
En ese sentido, salvo la distancia cronológica, no hubo un salto muy grande entre Maria Malibran y Maria Callas.
Desde hace un tiempo, sin embargo, la mitología fue reemplazada por las maquinarias de promoción. Anna Netrebko es la primera diva del siglo XXI.
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Anna Netrebko, primera diva del siglo XXI
Lo es, naturalmente, por su voz prodigiosa; pero también por el hábil aprovechamiento de su belleza y del sistema de popstar que, cada vez más, se importa de los géneros populares al mercado del disco clásico. En las notas que acompañan Souvenirs , su nuevo disco editado localmente y disponible también en la tienda virtual de Deutsche Grammophon (www.dgwebshop.com), la soprano explica que la música elegida es como un "ramillete de novia".
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¿Qué nuevas nupcias celebra aquí Netrebko, aparte de su ya consolidado affair con la industria del entretenimiento?
Antes que nada, con algunos momentos de su biografía. Después de sus intervenciones inolvidables en las grabaciones de La Traviata , con Rolando Villazón como partenaire , en Las bodas de Fígaro , con dirección de Nikolaus Harnoncourt, y de los CD Sempre Libera (dedicado al repertorio italiano con la Mahler Chamber Orchestra dirigida por Claudio Abbado), Duets (con Villazón) y de Russian Album , Netrebko se concentra ahora en la música ligera: arias de operetas, piezas de salón y algunas canciones populares. Cada una de las arias y canciones de Souvenirs deparan, justamente, una evocación. "Hei, in den Bergen", por ejemplo, pertenece a Die Csárdásfürstin , de Emmerich Kálmán, la primera opereta que Netrebko vio en su pueblo natal, y "Solveigs Sang", de Peer Gynt de Edvard Grieg, fue una de las primeras piezas que estudió en el Conservatorio de San Petersburgo, sin contar las dos anciones exquisitas e íntimas de Nikolai Rimski-Korsakov.
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Pero "ligero" no quiere decir en modo alguno "alegre". Por el contrario la conmovedora "Solveigs Sang" o la espléndida versión de "La rosa y el sauce", de Carlos Guastavino, en este caso con orquestación del guitarrista y compositor argentino Guillo Espel, exhiben una melancolía inmarcesible y, al mismo tiempo, aérea.
Todo el disco es un tour de force que obliga a la cantante a recorrer diez idiomas y otros tantos lenguajes musicales. La comparación con los discos anteriores revela una expansión de su voz, sobre todo en el registro grave. Esto tiene un efecto directo sobre el repertorio. Así, su versión de "Belle nuit, ô nuit d´amour", la barcarola de Los cuentos de Hoffmann , de Jacques Offenbach, es una de las más logradas que se hayan grabado, y rivaliza incluso, entre las recientes, con las de Edita Gruberova y Claudia Eder (con dirección de Serji Ozawa) o la de Jessye Norman y Ann Murray: el "empaste" con la mezzo letona Elina Garanca resulta sencillamente asombroso.
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Con "Wiegenlied" (Op. 41, Nº 1), una de las tres canciones del pequeño ciclo Die Mutterlieder que Richard Strauss compuso para su esposa, la cantante Pauline de Ahna, llega el punto más alto del disco. Cuando Netrebko canta los versos "Blüten schimmern da, die beben/ Von dem Lied das deine Mutter singt" (Brillan allí las flores, y tiemblan/ con la canción que canta tu madre), algo parece verdaderamente agrietarse en la serenidad de la canción de cuna; se introduce en ese momento una inquietud insidiosa y desoladora que le confiere otra densidad a la canción.
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Por su parte, la tarea del director Emmanuel Villaume al frente de la Filarmónica de Praga es en general de brocha gorda, no siempre atenta a los detalles, aunque acompaña con sobriedad a la cantante.
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''Sigo creyendo en la ópera''
"No tengo ningún interés en convertirme en una cantante de crossover o en cantar con micrófonos y amplificación. Sigo creyendo en la ópera", dijo hace poco en una entrevista concedida a The Guardian.
"No tengo ningún interés en convertirme en una cantante de crossover o en cantar con micrófonos y amplificación. Sigo creyendo en la ópera", dijo hace poco en una entrevista concedida a The Guardian.
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Souvenirs es, además todo, un testimonio -podría decirse, incluso, un caso- de la negociación entre las exigencias del mercado y la preservación de cierta dignidad artística. Hasta ahora, ni el mercado ni el arte salen perdiendo.
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ENJOY AT LEAST A LITTLE BIT OF HER CELESTIAL VOICE ATTRIBUTES
LIBIAMO - MOSCOW 2008
ResponderEliminarhttp://mx.youtube.com/watch?v=OC9XxH78VNw